domingo, 29 de noviembre de 2020

EL NEVADO DEL HUAYTAPALLANA

 LEYENDA DEL HUAYTAPALLANA





Cuenta la leyenda que la primogénita de Huallallo, llamada Huaytapallana, era la más hermosa entre todas las mujeres de la región, y debido a esto y para poder ocultarla de los hombres, Huallallo sembró para ella un hermoso jardín lleno de las más bellas flores dentro del abrigo de las montañas.

Por su parte Pariacaca tuvo un hijo varón a quien llamaría Amaru, este joven por ser hijo de un Apu tenía el poder de tomar la forma de cualquier animal, además a este joven le encantaba dar extensos viajes bajo la forma de diversos animales, es así que un día mientras se trasladaba por los valles de su padre, encontró a su pareja con quien se casó y tuvo una hija.

Sin embargo, uno de los días en que Amaru sobrevolaba unas montañas bajo la forma de un águila y sin darse cuenta salió de los dominios de su padre, un jardín de flores como nunca antes había visto y dominado por la curiosidad se transformó en hombre para adentrarse en este paraje escondido. Al pie de la laguna Carhuacocha se encontraba la hija de Huallallo, Huaytapallana, una mujer tan hermosa que Amaru olvido todo al instante para posteriormente quedar perdidamente enamorado de ella, al mismo tiempo que esta doncella también se enamoraría de él y es así que de este romance nacieron cinco hijos.

Cuando Huallallo se enteró de esto, quiso averiguar quién era este joven que había tomado el corazón de su hija, y preguntando a los vientos se enteró que aquel hombre era el hijo de su rival Pariacaca, y que además de Amaru ya estaba casado y tenía una hija. Herido en lo más profundo por el adulterio cometido, Huallallo pidió a los vientos que lleven a oídos de Amaru noticias de su esposa y de su hija, al recordarlas Amaru tomó conciencia de todo lo que había hecho y salió en busca de su familia, al pasar por una quebrada, Huallallo se le acercó cautelosamente y le dio un golpe mortal que terminó con su vida. Ese fue el momento en el que su padre tomara venganza, Pariacaca al enterarse de la tragedia, en su dolor ahogó a Huaytapallana en la laguna Carhuacocha y a los cinco hijos en las lagunas aledañas.

De esta manera entre ambos dioses se inició una terrible batalla – arrasando con todo a su paso y en el cual Pariacaca salió victorioso de la sangrienta conflagración. Huallallo al darse cuenta de que su suerte estaba echada, decidió huir a la selva que se extendía hacia el oriente, donde sediento de venganza por la muerte de su hija, se convirtió en un devorador de hombres a los cuales señalo como culpables de su desgracia. Al enterarse de todo, el gran Wiracocha, juzgó que estas crueldades no podían quedar sin castigo y decidió castigar a los responsables, convirtiendo a Pariacaca en una montaña nevada que hoy lleva su nombre, mientras que Huallallo corrió igual suerte, solo que la montaña en la que se convertiría llevaría el nombre de su hija.

Se dice que solo cuando esas nieves perpetuas que las cubren se derritan, ambos dioses podrán liberarse de esa prisión. Sin embargo, debido al calentamiento global que en estos años derrite cada vez con mayor rapidez la Cordillera de los Andes, parece que ese tiempo está por llegar.





Majestuosa Huaytapallana,

tu blanca nieve se va derritiendo por causa del hombre, 

Tú que das la vida por medio de tus cristalinas aguas, 

se han olvidado de tu grandeza y belleza singular.

Los antiguos te homenajeaban por tus dadivas,

había alimento para los animalitos y sus familias,

ahora están destruyendo tu bella naturaleza,

por su egoísmo, dejando a tus hijos en la pobreza.




Porque te vas, majestuosa huaytapallana,

no nos dejes en la soledad, 

porque de tí nace las aguas de vida.

 

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